¿Creatividad?... ¿Qué es eso?
La
creatividad, el pensamiento original, la imaginación constructiva, el
pensamiento divergente o el pensamiento creativo, consiste en la generación de
nuevas ideas o conceptos conocidos que puedan generar soluciones originales.
Cuando hablamos de las diferencias entre personas creativas y no creativas, observamos que la creatividad no está tan relacionada con el nivel de inteligencia, tal y como tradicionalmente se había pensado. Las diferencias más significativas, parecen estar más relacionadas con los rasgos de la personalidad.
Aunque indudablemente existe mucha
variabilidad, la personalidad creativa está muy frecuentemente relacionada con niveles
medio-altos de introversión de
inteligencia abstracta. Suelen ser personas que necesitan períodos grandes de
soledad que les permitan ser más intuitivos.
Un dato curioso, es que los hombres creativos suelen obtener valores altos en los rasgos de “feminidad”, lo cual indica que suelen ser personas con mayor sensibilidad que la media masculina, son más conscientes de sí mismos y están más abiertos a la emoción y a la intuición. También suelen mostrar mayor preferencia por la complejidad de las cosas.
Otros rasgos de personalidad que están
asociados a la creatividad, son la valentía personal y profesional, la
confianza en uno mismo, la alta capacidad de asociación, la intuición, la
imaginación, la capacidad crítica, la curiosidad intelectual, la libertad, el
entusiasmo, la flexibilidad y la apertura mental.
Ken Robinson es una de las personalidades
hoy más destacadas en cuanto al estudio de la creatividad se refiere. En su
libro, El Elemento, afirma que lo que
realmente diferencia a una persona creativa de otra que no lo es, es la escasez
o ausencia de miedo al fracaso. Porque todo niño cree ciegamente en su propio
talento, y la razón es que no tiene miedo a equivocarse. Hasta que el sistema
le va enseñando, poco a poco, que el error existe y que hay que avergonzarse
de él. Según este autor, la escuela debería ayudar a los niños a encontrar su
elemento (aquella zona en la que confluye lo que mejor se nos da hacer, con lo
que más nos gusta), y no limitarse a encauzarlos hacia el mismo tipo de
talento.
Zara Baldallo. Psicóloga especializada en Desarrollo Personal.